Un día cualquiera, demasiado acalorado, sólo al cabo del ocaso ocultándose se puede seguir caminando, para ahora sí, poder disfrutar lo que hay en derredor.
Es el caminar una narración en orden cronológico en mi mente, los mismos caminos atravesados en diferentes ocasiones de la vida, y a veces uno se pone a reflexionar sobre aquellos momentos pasados, sobre aquellas mismas pisadas en otro tiempo.
Es el caminar una narración en orden cronológico en mi mente, los mismos caminos atravesados en diferentes ocasiones de la vida, y a veces uno se pone a reflexionar sobre aquellos momentos pasados, sobre aquellas mismas pisadas en otro tiempo.
Era una niña que atravesaba el parque más grande de la ciudad, caminando rápidamente para romper el record del tiempo, y entre más lejanía a paso veloz, mayor era la satisfacción.
Luego vinieron las risas con las amigas, las carcajadas que se escuchaban desde lejos, y la alegría de un par de chiquillas viviendo el momento al máximo, un jugueteo por aquí y otro por allá.
Después, aquella caminata tranquila tomando la mano de alguna compañía viviendo más lentamente las sensaciones y observando cuidadosamente los detalles, para almacenarlos en la memoria y volver a ellos por medio del recuerdo para sentir nuevamente el momento, para sentir aquellas emociones.
Y posteriormente, el momento actual, la música en los oídos y un par de textos llevados en la mano. La gente corriendo, otra caminando, el ritmo de los árboles sigue siendo el mismo, se agitan y se hablan entre sí, pero todo lo que ocurre a su alrededor, ha cambiado.
Vaya que ha cambiado..
Vaya que ha cambiado..
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